El cordoma es un neoplasma muy raro del músculo estriado y se presenta no solo en hurones, también en humanos y otros mamíferos.
En los hurones el cordoma por lo general se limita al tejido subcutáneo, en particular a la punta de la cola y es raro que inicie metástasis. En contraste, en las ratas el cordoma inicia metástasis a los tejidos del pulmón muy rápidamente.
Los hurones con cordoma presentan un crecimiento anormal en la punta de la cola, una bolita de consistencia dura y sin pelo que aparentemente no les causa dolor, aunque a veces si un poco de debilidad e incomodidad, dado que puede quedar atorado entre los barrotes de las jaulas o friccionarse contra algunas superficies ásperas.
En caso de que el cordoma invadiera la medula espinal, en particular si se encuentra en algún punto de las vértebras torácicas, la comprimiría, o lo que es peor, invadiría el espacio con tal rapidez que destruiría la vértebra, lo que daría como consecuencia la aparición de signos tales como falta de reflejos propioceptivos, parálisis parcial, flacidez abdominal y/o dolor.
La extirpación del cordoma, en particular el que aparece en la base de la cola, se recomienda dado que se ha reportado que a pesar de que el tumor puede mantenerse estable en apariencia y tamaño por años, se sospecha que cuanto mayor tiempo pase, mayores son las posibilidades de que en el largo plazo (4 años) inicie metástasis, es decir, de que aparezcan otras masas en diversas regiones del cuerpo.
Se requieren de mas investigaciones en el tema, por lo pronto se sugiere que todos los tipos de cordoma (independientemente del área en donde aparezcan) tienen el potencial de metástasis y deben ser removidos tan pronto sean detectados. Numerología Angelical del 676 al 700
La extirpación de cordomas es una de las cirugías extra-abdominales más comunes que se realizan en hurones. Se recomienda que una vez extirpado el cordoma, se envíe el tejido al laboratorio para ser analizado histológica e inmunohistológicamente.
Cordoma, foto cortesía de Carlos de Mier
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El cordoma es un neoplasma muy raro del músculo estriado y se presenta no solo en hurones, también en humanos y otros mamíferos. En los hurones el cordoma
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